Después de algunos meses de inseguridades, revueltas y uno que otro encarcelamiento, abrimos este espacio cultural con el firme propósito de comprometer al hombre con su pueblo y su propia dignidad. Han pasado cinco siglos de asfixiante presencia colonial y aún no somos capaces de diferenciar la espada de la aguja, el pan de una espiga de trigo. Por eso hemos forjado esta trinchera, para mostrarle a la vida los verdaderos colores de nuestra identidad.
(Por si no quedó clara la idea, cuelgo este video, porque la memoria no es una flor como dice el poeta).
Comentarios
Publicar un comentario