“En los
ochenta la poesía arequipeña, como en muchas otras regiones del país, se vio
influenciada por el registro conversacional capitalino de las dos décadas
precedentes. Sin embargo, hubo poetas que desde muy temprano marcaron distancia
con esa casi norma de escritura, logrando articular propuestas interesantes que
llegaron a convertirse en poéticas de mucha importancia y reconocimiento. Ese
es el caso de José Gabriel Valdivia quien, a casi cuarenta años de haber
iniciado su tránsito literario, sigue cultivando su parcela modestamente, sin
tanto artilugio ni retruécano verbal, permitiendo a la palabra respirar con
hondura y limpieza, economizando sabiamente sus recursos” (Paul Valenzuela
Trujillo).
PIEDRA DE
SELVA
Por
Gamaliel Churata, pezave
2
No me sorprendo de tus ruinas como de la vida
misma
No me agota tu propia muerte Ni tu cumbre
levantada contra la adversidad Ninguna ciudad
entra
en mi equipaje Ningún pueblo en esta cámara
fotográfica
LIMPIEZA
DEL CUTIS
Para
Héctor Martínez Mogrovejo
frente a
la torrentera de San Lázaro
1
No cruces nostálgico el desierto Esas mansas
dunas
saben amar al viento y en calcinadas huellas
bordar
tus mejillas soledosas o verdear horizontes de
arena
con cenizos remos de silencio
No habrá más latido que un aletazo de camanchaca
sobre este inanimado circo de sombrillas
coaguladas
en invierno
PÁGINA EN
BLANCO
Por Carlos
Oquendo de Amat
0
No puedes con la cuesta de tu esófago Turbio
labio
mío Pero crees poner huevos y como el ave
cacareas
ante el abismo
Y en la llovizna te descalzas y en dorado
precipicio
anidas Y como rara ave –cubierta de gasas i
sueros–
cuidas ese portal de voces donde escasa vida
cabe
HOTEL
PARAÍSO
Como si fuese la postrera hora Abro bien los
ojos
Froto bien mis manos y mis primeros pasos alisto
Por
si acaso la ternura encuentre Por si al menos
pueda
quitarme los vestidos Y no quedarme
manirroto/ patitieso a la vuelta de la esquina
VOLCÁNDIDA
Esta es mi ciudad mas no mi Arcadia ni Destino
En
ella enrojecieron mis zancos y se hicieron duros
mis
pellejos
Esta es mi ciudad Mi puro anisado Mi cruda
malaya
Como un hueso cascado en la garganta
(De: Canto
traverso)
José
Gabriel Valdivia Álvarez (Lima, 1958) Nació accidentalmente en la maternidad del
distrito de Bellavista-Callao. Como poeta ha dirigido revistas (Polen de letras, La gran flauta, Semáforo y
La casa verde), ganado premios, participado en encuentros y dictado
talleres. Tiene publicados los siguientes trabajos en poesía: Grafía (1984), Versolínea (1985), Al filo de
la gravedad (1988), Flor de cactus y
otras espinas (1989), Funesta trova
(obra poética corregida y aumentada, 2003), Postales (2008) y Canto
traverso (2013). Actualmente se desempeña como catedrático en la
Universidad Nacional de San Agustín.
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