"La poética introspectiva de Aníbal Portocarrero indaga en su propia angustia existencial; temas como el amor, la vida, el paso del tiempo y la soledad, estimulan en el autor la práctica poético-reflexiva, donde la palabra llana, desprovista de viejas fórmulas retóricas, nos ofrece una visión decadente del entorno, así como un deseo permanente de trascendencia". (Paul Valenzuela Trujillo)
Soy un hombre que interroga,
que pregunta por lo acontecido.
Pregunto por el punto final,
sé que la respuesta a todo esto
es mirar en el fondo de uno mismo
y después señalar la noche
o cualquier otra cosa,
o tal vez señalar a otro hombre
que también interroga.
Libertad
Ha tenido que pasar mucho tiempo para comprender
que el cielo es azul,
que mis pasos estarán pegados a la tierra siempre,
que en mis ojos arde un Sol definitivo
tan grande como el rojo Sol del verano.
Ahora sé que a veces sueño con el tiempo,
con el mar, con la muerte
o que a veces, en mi soledad,
construyo un refugio indeleble,
un estrecho castillo de libertad
no para refugiarme
sino para defenderlo.
Fundación
Si alguien quisiera todavía
levantar otra ciudad,
deberá saber que primero
es necesario edificar una casa,
luego plantar un árbol que dé sombra,
habitarla después para que también
la sombra esté dentro de la casa.
Es entonces que recién estaremos
preparados
cuando venga el Señor del desierto
con más violencia que antes
a recordarnos como siempre
que nunca nadie pudo vivir sobre las arenas
y que es necesario partir
al otro desierto.
Ciudades
[...] La ciudad es compleja, no podrás comprenderla nunca sino eres un poco ella misma. Sus tardes se irán de tus manos, sus voces se harán silenciosas, su rostro, su verdadero rostro será una fantasía o una alucinación. Tienes que "establecerte", curtir tu alma y tu piel en sus lúgubres saladeros, rotar por sus calles como una bola de grasa, hacer como si vivieras mucho tiempo en sus departamentos que cuelgan del cielo y del humo del espanto; tienes que andar diariamente entre la gente, guiñar el ojo con malicia a los transeúntes, hacerte el desentendido, olvidar tu alma, entrar a los restaurantes y comprar alimentos para el día, esquivar a los sueños hermosos y sobre todo saludar al Presidente de la gran ciudad llena de humo y desgracias donde todos los días transmiten música o historias banales de otras ciudades que tal vez existan en este pequeño mundo. [...].
Aníbal Portocarrero (Arequipa, 1930) Doctorado en Literatura por la UNSA. Postgrado en la EPHE en Sociología de la Literatura en La Sorbona, París. Poeta considerado dentro de la Generación del 50, ha publicado la segunda edición de Memoria de la destrucción, poemario elogiado por la crítica regional y nacional. Los textos pertenecen a su segundo libro titulado Para nombrar lo que mis ojos han visto (Edición del autor, Lima 2009). Su actividad creadora prosigue en la preparación de un tercer poemario.
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