" [...] Uno es simplemente un artesano de la palabra, y como tal, trabaja con ella: la destruye, la reconstruye, la inventa, la desvirga, o la descuartiza y la vuelve a cocer dejándola como una hermosa cicatriz sobre el cuerpo que es el poema. [...] ". (J. C.) II Levanto mi mano mi pecho de esteras y calamina recalcitro en defensa del agua de las goteras que se resbalan, cada vez que llueve sobre mi cara... Mi madre está allá: ¡tiesa! la lluvia canta muy fuerte el lodo se arrastra por mi muerte, inunda el gallinero... y cabalgan relámpagos a lo lejos Mi hermano empelleja su pecho con plásticos los leños se bañan y el fogón muere las pocas patatas y algunas verduras duermen mejor servirían para
Manan yawarninchis tukukunqachu...